1. LA ESCUELA
Y EDUCACIÓN EN LAS ANTIGUAS CULTURAS ORIENTALES
2.2 ESCUELA Y EDUCACIÓN EN LAS ANTIGUAS CULTURAS ORIENTALES.
Las características más importantes de las antiguas culturas orientales
son su organización social, política y religiosa muy diferente de la cultura
Occidental, con poderosas clases sociales o castas que monopolizan el poder y
el saber. Otra característica es que mediante la primacía del principio de
autoridad, reciben, conservan y transmiten el depósito doctrinal. Tienen
carácter sacro y una tendencia al misticismo. La educación es patrimonio y
privilegio de algunas castas y la mujer está excluida de la instrucción.
INDIA (2000 a.d.C) Nace la cultura hindú, con la llegada de grupos arios
(hombres venerables).
Tienen un escaso orden político-social, que está configurado por el
espíritu religioso y las castas. Su sociedad está dividida en cuatro
castas: Los brahmanes, los kchatrias, los vaisyas, los sudras y los parias (no
tienen condición humana). Las principales formas religiosas son el vedismo, el
brahmanismo, el budismo y el jainismo.
Su concepción antropológica y cosmológica, tiene
tres condicionantes: la mutación, la multiplicidad y la temporalidad,
siendo de gran importancia los conceptos de maya, nirvana, la ley karman,
el concepto de samsara, el dharma y también la reencarnación de las
almas y la visión pesimista de la existencia humana, con el dolor,
razón para la entrada del elemento educativo, ya que el proceso de perfección
es clave en la cultura hindú.
La educación es un proceso de
perfeccionamiento, de carácter liberador y el educador tiene la función, de
provocar un segundo nacimiento o nacimiento espiritual. Este educador se llama
Guru y se asimila a la figura del padre y es preceptor, guía
espiritual y consejero. Hay dos tipos de Guru, el que instruye y el que
administra la iniciación.
Ser discípulo tiene unas exigencias, no todos pueden serlo,
ya que tiene que pertenecer a una de las tres castas superiores, tener buena
disposición, preparación, condiciones de naturaleza etc. El vínculo con el
maestro se establece con la iniciación, donde se transmite el mantra de viva
voz y en sanscrito. Esta etapa de discipulado comprende tres fases: el
conocimiento, la reflexión y la meditación.
El fin de la educación aparece
diseñado en la literatura hindú, donde nos habla del ideal de varón y el ideal
femenino representado por el príncipe Rama y su esposa Sita.
Los contenidos de la formación se toman de
un depósito doctrinal de carácter religioso, que es recibido y debe ser
transmitido de generación en generación. Son un conjunto de libros
sagrados que se dividen en dos grupos: los sruti, que es la revelación
primitiva y los smriti, que son el desarrollo del contenido de los sruti.
A estos hay que añadir el llamado Sistema de las Diez Ciencias.
El núcleo de la doctrina budista está formado por las cuatro verdades de
Buda, cuyo tema central es el dolor y el camino para liberarse de él. Los
elementos principales del plan de formación hindú, son: el
elemento religioso, el filológico, el histórico-didáctico y el científico.
CHINA (Dos etapas: Pre confuciana (XV al VI a.d.C) y Confuciana).
Se dan diferentes dinastías, siendo las más importantes: Los Chang, que
ya utilizaba la escritura, y su estructura social estaba jerarquizada, y los
Chou que establecieron un código para la nobleza y otro para la clase popular.
Figuras importantes, fueron Confucio, que tenía unas excelente condiciones para
la enseñanza y su discípulo Mencio, que desarrolló la obra de su maestro.
La cultura china tenía un fuerte sentido político, administrativo y
burocrático, frente al religioso. Se dio un politeísmo jerarquizado, junto al
que hay que hacer una referencia al Taoísmo o doctrina de Tao, que era una
concepción filosófica-religiosa.
Para Confucio, la educación se inicia en el interior del educando, y
ningún maestro puede educar, sino únicamente orientar y estimular la acción del
discípulo. La palabra china que designa la educación se compone de dos que
significan: enseñar y criar. La educación persigue tres objetivos: uno de
carácter ético, otro intelectual y otro biológico. Y esto lo hace en torno a
cuatro centros de interés: la vida moral del hombre, la piedad filial, la
música, las ceremonias y la necesidad de guerrear. Siendo la más importante la
formación moral.
El contenido del
plan de formación se estructuraba en las Seis Artes, cuyo
objeto era: la formación moral, la formación física y la formación intelectual.
Las fuentes fueron un conjunto de libros clásicos chinos que se dividían en
Preconfucianos y Confucianos.
A la figura del
educador se le llama Ju y tiene cinco rasgos: independencia,
apariencia, fuerza de carácter, sentido de responsabilidad y holgura de
espíritu y generosidad.
Un buen maestro es el
que guía sin arrastrar, exhorta sin sofocar, abre camino sin llevar a la meta y
hace que el discípulo piense por sí mismo, evitando los errores de aprender
demasiado, aprender demasiado poco, aprender demasiado fácilmente y desanimarse
demasiado fácilmente.
EGIPTO (3300 a.d.C
al 20 a.d.C)
Hay que destacar
seis grandes etapas históricas: Las dinastías Tinitas, origen de la
civilización egipcia, la etapa delImperio Antiguo, monarquía absoluta en
la que el faraón es el dios-sol. La etapa del Imperio Medio, que es
una época feudal, La etapa del Imperio Nuevo, época de esplendor e
influencia de la cultura, el periodo Decadente, con las dominación de
diferentes pueblos, la etapa del 332 al 20 a.d.C en la que
Alejandría es centro cultural del helenismo. En el 30 a.d.C, en
el que es provincia del Imperio Romano.
En el plano
religioso presenta un carácter politeísta y un poder creador único en la figura
de Ptah. En el plano antropológico la naturaleza humana estaba constituida por
cuerpo y alma. La parte espiritual no se desarrolla hasta la muerte y está
vinculada al más allá, tras pasas por el Tribunal de los Muertos.
La figura del
educador es el gobernante que asume y comparte la función educadora con las
figuras del faraón, el visir, el sacerdote y el escriba, a demás de los padres.
El contenido del
plan de formación y las fuentes, se extraen de un
depósito doctrinal de carácter científico-religioso formado por los 42 libros
de Thoth, y el más importante es El libro de los muertos.
El proceso de
enseñanza, consistía en la copia o dictado, memorización y recitado.
Las instituciones educativas, comenzaban en la
familia, para pasar a la escuela en dos niveles: elemental y superior. La escuela
se llamaba Casa de instrucción y Casa de los libros, aunque también
recibían el nombre de Casas de vida. Esta enseñanza estaba a cargo
de los sacerdotes. Importantes también las escuelas de escribas,
que eran escuelas superiores.
PUEBLO HEBREO. (2000 a.d.C hasta el siglo I de la era cristiana).
En el plano antropológico, tres puntos son importantes para la
educación: el hombre es criatura de Dios a su imagen y semejanza, la realidad
del pecado original, y el tema de la libertad. Completado todo ello con la
distinción entre carne y espíritu, en el sentido hombre carnal/hombre
espiritual, con lo que se persigue la perfección.
La educación es esencialmente religiosa y los dos términos
que se utilizan para designarla son: yasar que
significa castigar y corregir, y mûsar, que
significa castigo, corrección y disciplina. Términos con equivalencia con
los vocablos griegos, traducidos como paideueín o yasar,
que es la instrucción que realiza el padre con el hijo, y paideia
o mûsar, que es la enseñanza que transmite.
El objetivo esencial de la educación es la
Santidad y para alcanzarla es necesario cumplir la voluntad de dios
expresada en la Promesa.
La educación hebrea toma su contenido para la
formación de los libros sagrados o biblia, a estos hay que
añadir el Talmud que significa enseñar, cuyo núcleo es la
Misná que significa repetición, junto con la
Guemará que es un complemento.
La figura del
educador es Dios, que asume la tarea de guiar y educar a su pueblo
a través de padres, profetas, sacerdotes, maestros, sabios etc.
Los primeros años, a cargo
de la madre o nodriza, se ocupaba de la educación moral. La madre también se
ocupaba de la educación de las hijas.
Al comienzo de la
adolescencia, a cargo del padre y su educación se considera uno
de los deberes más sagrados. La madre se ocupaba de la educación de las hijas.
Otros educadores
fueron, el sacerdote, que se encargaba de instruir al pueblo, los
profetas que eran mensajeros y el rabbí que era un escriba que
conservaba las escrituras y se encargaba de enseñarlas y explicarlas al pueblo.
Las instituciones
educativas, eran la familia, la Sinagoga que
era el lugar de culto, de oración, de instrucción y de tribunal; y la
Escuela en la que había tres niveles de enseñanza:
Nivel elemental.
Niños de 6 ó 7 años, les correspondía la lectura de la Toráh.
Nivel medio. Niños
de 16 a 17 años, era equivalente a la enseñanza secundaria y utilizaban la
Misná.
Nivel superior.
Destinado a la formación de rabinos o escribas y se utilizaba la
Midrash
2.3 Homero,
representante de la educación griega
Esta unión entre ética y estética está a la base de
la idea de la Grecia Clásica, que
nos transmite Platón en La República, de que
Homero habría sido el educador de toda la Hélade. Hoy nos resulta extraña a la
poesía esta función educadora, con componentes principalmente éticos. Y esto,
precisamente, porque la unión entre belleza y bien ya nos es ajena.
Sin embargo, en Grecia, esta relación no consiste
únicamente en que un argumento moral sea la materia de una tragedia, o de
cualquier obra de arte. Más bien se trata de que la norma y la forma del arte
se constituyen mutuamente o, incluso, tienen una raíz común. La forma artística
está determinada por el ideal ético que pretende encarnar.
El arte, la filosofía, la vida real y
la educación
Aquí encontramos la razón por la que, para los
griegos, los valores más altos adquieren toda su significación y su fuerza
emocional por medio de la obra de arte. Esta fuerza, la única capaz de mover a
los hombres, implica la capacidad y la posibilidad de la “construcción del
espíritu” (la psicagogia) del que contempla la
obra.
Por tanto, sólo el arte posee la condición más importante para la
educación: validez universal y capacidad de “construcción espiritual”. Así, el
arte, como educador, supera a la vida real, que no proporciona validez
universal, y a la filosofía, que no es capaz de psicagogia. Se
podría decir, con Aristóteles, que el arte es más filosófico que la vida real, y
más real que la reflexión filosófica.
La vida real tiene plenitud de sentido y va construyendo
progresivamente el espíritu del que la vive, pero las experiencias individuales
no tienen valor universal; se halla envuelta constantemente en sucesos
accidentales. La filosofía aspira, en principio a la validez universal, pero
sólo es capaz de educar el espíritu de unos pocos, en los que la filosofía se
convierte en una experiencia de la vida real.
Los mitos griegos en la educación
Los mitos griegos, de los que Homero es
el mayor expositor, tienen siempre esa significación ética, aun cuando no sean
empelados a modo de ejemplo o de modelo. Estos mitos, “los hechos de los hombres y de los dioses”, constituyen
objetivamente prototipos de acción, los cuales, más que en la narración, se
encuentran en los discursos de los personajes de La Iliada o de La Odisea. Discursos
que expresan hechos, sí, pero siempre acompañados de elogio o reprobación,
según un criterio moral.
Los héroes pertenecen a los dioses
Finalmente, podemos encontrar otra
razón nada desdeñable para esta unión entre la estética y la moral en la poesía
griega: todo lo que ocurre ha de ser considerado desde el punto de vista
humano, pero, también, desde el punto de vista de los dioses. Los dioses
siempre estarán interesados en las acciones humanas: dispensan sus favores a
unos actores o a otros y todos los hombres los hacen responsables de los bienes
y de los males que les acaecen en la vida.
La intervención de los dioses, como
voluntades que envuelven a las voluntades humanas, obliga a la consideración de
cada una de las acciones en su significación absoluta, es decir, en su conexión
con los acontecimientos del resto del Universo. Y nunca se podrán escapar de la
comparación con las normas religiosas respecto de la divinidad.
Es por esto que, quizá, la separación
entre ética y estética no sea sino un episodio del proceso por el cual “Dios
sale del mundo”, primero en la filosofía de Aristóteles y, ya definitivamente,
en el cristianismo.
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